martes, 2 de mayo de 2017

Coleccionista de amores



Soy coleccionista por vocación o devoción,  o por no serlo de soledades. 
 
Coleccioné mariposas y cuando conseguí la “Esmeralda”,  la “Monarca” emigró a Méjico y todas las demás la siguieron. 

Coleccioné postales de viajes y llegó un momento que ya no me decían nada.  

Coleccioné sueños y siempre había alguien que me los robaba. 

Coleccioné recortables de muñecas y estas se fueron con mis sueños. 

Coleccioné problemas y me cansaron  demasiado, recopilé soluciones y se fueron de mi lado. 

Coleccioné libros y me quedé con las palabras. 

Coleccioné pensamientos, pero me agotaban y preferí coleccionar emociones, pero necesitaba pensamientos para crearlas. 

Coleccioné  silencios pero se comieron todas mis palabras. 

Coleccioné soledades y llegué a tener tantas que quise regalarlas, pero todos tenían demasiadas.  

Coleccioné pecados, aunque solo dos de los capitales, y otros tantos censurables. 

Coleccioné amores que ordené y registré e incluso clasifiqué. 

Coleccioné amores y tuve demasiados o quizá nunca fueron demasiados. A todos quise y en momentos deseé,  y solo a algunos amé.

Coleccioné amores, aunque ninguno fue completo y menos aún perfecto.  Intimidad, pasión y compromiso nunca vinieron de la mano, aunque por separado me abrazaron. 

Coleccioné amores que olvidé y nunca recordé. 

Coleccioné amores que más tarde dejé ir, otros se fueron porque si, o por qué no. 

Coleccioné amores que aún viven en mi memoria y en mi pensamiento, y dejo que me acompañen en algún momento.

Coleccioné amores  que dejo dormir en mi almohada y se deslizan en mis sábanas, aunque solo un cuerpo descanse en mi cama. 

No tengo un “diario rojo” como Marilyn Monroe donde guarde secretos de estado, aunque  mis sabanas huelan a Chanel y mis labios los pinte de rojo. 

De amores y pasiones nacieron mis colecciones, porque a todas las amé al menos un tiempo y las dejé quedarse a mi lado.  

Ahora no colecciono nada, solo contemplo la vida y la sonrío cuando me mira y cuando no me mira intento seducirla para que no deje de mirarme y yo pueda sonreírla. 

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

2 comentarios:

www.sexologosyayes.com dijo...

Yo no he intentado pero no he podido coleccionar dólares, bolívares, monedas de oro, enemigos, estampillas, artesanía indígena, hojas de árboles, pétalos de flores, sonrisas, cristales, piedras, montañas, amaneceres, atardeceres, neblinas, nieve, arcoiris, brisas, lluvias, mares, nubes, cielos, cantos de pajaritos, carcajadas, frutas, sabores, aromas, texturas, orgasmos...no se han dejado coleccionar porque escapan antes de que los atrape más allá de la mirada, el oído, el gusto, el olfato o las vivencias electrificantes...Bella publicación para irnos en vuelo de colibrí a ser la sombra de tus lámparas en el más invisible rincón de tu dormitorio a donde habite por siempre como una estructura ausente imposible de ser coleccionada por ser la nada que soporta todas tus colecciones idas.

Raquel Díaz Illescas dijo...

Un honor tener tus palabras en mi blog mi querido Yayes. Espero que vuelvas 😘