lunes, 18 de abril de 2011

Las fantasías sexuales: el caldo de cultivo para el sentimiento de culpa.


La sexualidad no es sólo una experiencia física…

Las fantasías sexuales son un recurso para activar la imaginación, la creatividad, el abandono a las sensaciones placenteras y también algunas personas las utilizan para combatir la monotonía de sus encuentros eróticos. Sin embargo, las fantasías sexuales están asociadas a lo privado e intimo, a lo que no se cuenta, a lo prohibido, al morbo, a lo sucio, a lo pecaminoso y más tarde al sentimiento de culpa. Aun y así, las fantasías sexuales son una práctica habitual llevada a cabo tanto por hombres como por mujeres, en pareja o a solas. Unas veces compartidas y las más, en régimen privado.

Las fantasías sexuales son el caldo de cultivo perfecto para los sentimientos de culpa. Cualquier actividad de nuestra vida cotidiana, que rompa con las reglas o normas establecidas, puede ocasionar sentimiento de culpa en la persona que las “infringe”. En las fantasías sexuales, sin duda, los esquemas sociales y personales se ven dañados, por lo que la culpa no tarda en hacer acto de presencia.

Las fantasías sexuales se desarrollan en nuestra mente y ponen en jaque y contradicen las reglas morales y religiosas, sociales e incluso sexuales. Quien imagina es quien dirige, escenifica y escribe el guión sobre la acción de todos y cada uno de los personajes que desee vaya entrando en escena. Será el grado o nivel de excitación el que vaya determinando cada secuencia erótica.

La sexualidad es una experiencia física, pero sobre todo, es mental. Con nuestro pensamiento ponemos en marcha nuestros deseos sexuales, aceleramos nuestros niveles de excitación y si queremos y podemos, llegamos al clímax con quien deseemos y donde queramos. Así son las fantasías sexuales: las reglas o limites los pones cada cual.

Algunas personas prefieren reprimir sus deseos de imaginar situaciones de elevada excitación o llevar a la práctica fantasías que puedan quebrantar las normas, con el ánimo de evitar los sentimientos de culpa que estos pensamientos pueden producirles en su vida diaria. Y es que muchas veces los contenidos de las fantasías sexuales ocasionan conflictos internos, debido al nulo protagonismo que le da la persona a su pareja.

Muchas personas se sienten mal una vez finalizada su fantasía y haber disfrutado plenamente de ella. El no integrar a la pareja les lleva en ocasiones a cuestionarse los motivos: “¿Es que necesitaré a otras personas para excitarme? ¿Esto querrá decir que ya no me pone…? ¿Será síntoma de que las cosas no funcionan en nuestra pareja…? ¿Será normal tener fantasías sexuales? ¿Y que las tenga con otra persona que no sea mi pareja?

Sin embargo, no hay que preocuparse por disfrutar de las fantasías sexuales cuando estas se producen en el imaginario de la persona o son llevadas a la realidad sin dañar a nadie y con el consentimiento de los participantes. Los contenidos de las fantasías sexuales pueden ser muy diversos, dependerá del grado de creatividad de cada cual y sobre todo de sus miedos. De cualquier forma no debemos temer a lo prohibido, pues no debemos olvidar que la mayoría de las veces las fantasías no forman parte de los deseos de nuestra realidad sino que son meros instrumentos para excitarnos en el juego erótico con la pareja o cuando estamos a solas y que en ambos casos son excelentes para alcanzar el orgasmo.

Nuestro mayor órgano sexual es el cerebro. Utiliza su potencial. Tener fantasías sexuales es normal aunque nos sintamos felices con nuestra pareja y mantengamos una magnífica sexualidad con ella. En general, las fantasías nos ayudan a mejorar nuestra vida sexual. Disfrútalas sin complejos.


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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