lunes, 25 de abril de 2011

Tomar decisiones

“Cada persona es lo que decide ser”.

La toma de decisiones es un concepto que se ha implantado en nuestros días fundamentalmente en el ámbito empresarial, relacionado casi siempre con los estilos de liderazgo, sin duda muy interesantes; pero desde esta sección abordaremos la toma de decisiones desde otros ámbitos de nuestra vida no menos interesantes e influyentes que el anterior, como son los aspectos familiares, sentimentales, sexuales, amorosos o de pareja. La diferencia está en la forma o proceso por los que se llega a esa toma de decisiones.

No podemos prescindir de tomar decisiones, pues estas se presentan de continuo en nuestro día a día. Es verdad que a veces las valoramos como intrascendentes y que no llegamos a percibirlas como tal. Todos los días decidimos qué ropa nos pondremos, qué comeremos, dónde iremos a tomar una copa, si saldremos o no el fin de semana, con quién quedaremos, si mantendremos o no relaciones sexuales con nuestra pareja o por el contrario optaremos por decir nuevamente NO.

Cierto es que la toma de decisiones depende de dos factores: aquellas decisiones en las que influimos nosotros directamente y las que dependen de nuestro entorno externo, como son todas aquellas circunstancias que nos rodean y sobre las que no tenemos ningún control, no tenemos manera de influir sobre ellas (haber nacido en una determinada localidad y en una época; ser más alto o más bajo, negro o blanco…) y desde este punto de partida es desde donde tenemos que empezar a asumir y aceptar para poder tomar decisiones realistas sobre nuestra vida.

Nuestra historia personal posiblemente sea la historia de las decisiones acertadas o erróneas que hemos ido tomando a lo largo de nuestra vida. Vamos forjando nuestro futuro con aquellas decisiones que un día tomamos y las que tomaremos. De ahí la importancia de la toma de decisiones en la vida de las per¬sonas. Podríamos decir, aún cuando muchos discrepen, que cada uno es lo que decide ser.


…Cambiar de empleo, separarse de la pareja, trasladarse de ciudad, tener hijos, son decisiones importantes que influirán en las diferentes áreas de nuestra vida. Es por esto que tomar una decisión resulta una acción significativa en la vida de las personas. Elegir entre dos o más opciones cuál es la mejor o a veces la más viable, no siempre es fácil; de hecho algunas personas se paralizan y dejan que sean los propios acontecimientos quienes decidan y otros prefieren delegar sus decisiones y dejar que sean los demás quienes se equivoquen. Esto también es una decisión, aunque no sea la más inteligente.

¿Qué pensamos cuando tenemos que tomar una decisión? ¿Cómo nos sentimos? ¿A qué tememos?

Tenemos miedo al fracaso, a no dar la talla, a sentirnos solos, a que no nos quieran, a perderlo todo, a ser abandonados. Tenemos miedo a equivocarnos como si el equivocarse no fuera algo que forma parte del vivir. El miedo es una emoción que no nos han enseñado a manejar, pero que sin embargo nos incapacita para tomar decisiones.

Los modelos mentales y las creencias influyen sensiblemente en la toma de decisiones. Muchas personas dejan sus decisiones al destino o a lo que Dios quiera… depositando en éstos el acontecer de los hechos. “Lo que deba suceder sucederá, independientemente de lo que yo haga”; “si no ha podido ser no sería de Dios”. Y así se liberan de sus decisiones, pues poco importa lo que ellos hubieran hecho. Todo está ya escrito. Sin embargo, otras personas son conscientes de la trascendencia que tendrán sus decisiones en su futuro y por esto intentan elegir la opción más favorable.

No es fácil tomar decisiones, claro que no, como tampoco lo es vincularse al dolor, al sometimiento o a la infravaloración; sin embargo nos quedamos inmóviles esperando a que algo ocurra para que sea entonces cuando nos veamos obligados a decidir qué hacer con nuestra vida. Pero a veces esa situación no se produce nunca y vivimos a la espera de que llegue ese momento que tememos, en la misma medida que deseamos y vivimos esperando…

Soñamos con tomar decisiones pero a veces soñamos con una estabilidad que nunca es regalada. Debemos decidir para que algo cambie.

Tomar decisiones a veces significa dejar atrás muchas de las cosas que hasta ese momento nos han proporcionado estabilidad, seguridad, una economía saneada, pero que sin embargo necesitamos hacer para seguir adelante. Y es que tomar decisiones en ocasiones se hace una necesidad para poder intentar ser un poco más feliz.

Pero, ¿cómo tomar decisiones?


Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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