El ser humano pasa su vida balanceándose en los deseos y quereres… unas veces frustrándose, muchas resignándose, algunas aceptando, otras esperando que algún día se hagan realidad y otras tantas soñándolos…pero lo cierto es que no dejamos de desear, seamos capaces de verbalizarlo o no.
Desearíamos crear un proyecto de vida que pudiera llevarse a cabo sin sentir miedo al mañana.
Desearíamos emocionarnos sin sentirnos vulnerables, sin que nos percibieran débiles.
Quisiéramos vivir historias de amor que nos acompañasen a lo largo de toda nuestra vida.
Quisiéramos dejar en libertad a los te quiero, dejar a los brazos salir en busca de la caricia cálida, la mirada serena…
Desearíamos no pensar en mañanas, y si así fuera, hacerlo sin miedo a la pérdida.
Quisiéramos poder hacer dos, tres o cuatro llamadas seguidas y enviar mil y un mensajes, aunque solo fuera para decir Te echo de menos…
Desearíamos dar libertad a nuestras emociones y que bailasen sobre el fango si así lo desearan, sin ser etiquetados.
Desearíamos cerrar los ojos y sentir las caricias regaladas.
Querríamos disfrutar de nuestro sexo sin complejos por ser más o menos altos, más o menos atractivos, disponer de un pene más o menos largo, más o menos erecto…
Desearíamos dar placer sin que esperaran de nosotros, sin que se sintieran defraudados.
Desearíamos sabernos queridos, respetados, deseados por quienes amamos y a veces también por la observación ajena.
Quisiéramos sentir en nuestra pareja la mirada de la amistad y el beso del amante.
Desearíamos no sentir la culpa como compañera de viaje.
Desearíamos que la pasión no nos abandonara, y que nos regalase momentos para recordar.
Desearíamos vestir nuestra piel al margen de quien nos mire.
Desearíamos cerrar los ojos y volver a vivir lo que no volverá.
Desearíamos no economizar las caricias, ni los besos ni los abrazos ni los te quiero.
Querríamos no ser juzgados por desear lo no correcto, por dar libertad a un verbo que busca, que se apasiona, por dejar que un cuerpo se exprese… desearíamos no ser juzgados por sentir.
Sigo pensando que desear es un verbo que lo conjugamos en infinitivo, lo vivimos en gerundio y quisiéramos ser participio en otra piel.
No dejen de desear, pero sobre todo hagan uso de los recursos que les permitan saborear y acariciar lo deseado.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
2 comentarios:
Raquel, cada vez que te leo se me revuelve algo dentro. Empiezo a creer que eres mi pepito grillo, que me obliga a replantearme cosas que me parecían descartadas ya, o a verlas con una perspectiva novedosa. Besos.
Mi querido José Ramón, creo que me gusta ser “tu Pepito grillo”. Date permiso para desear y también, atrévete a disfrutar de lo deseado. Me gusta que me leas.
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