jueves, 8 de julio de 2010

Cómo dejar de sentirse culpable

La culpa no es una manera natural de comportarse, es una reacción emocional aprendida, que solo puede utilizarse cuando la víctima le muestra al explotador que es sensible a la culpabilidad ( Wayne Dyer) .

El sentimiento de culpa, sobreviene independientemente de que hayamos realizado alguna acción que transgreda las reglas sociales.
Es verdad que a veces la culpa aparece cuando efectivamente hemos cometido un acto que ha herido a otros. En ese caso el sentimiento de culpa es coherente con lo que hemos hecho, y entonces la resolución del problema podrá venir dado por la persona a quien hemos herido, pues ésta normalmente nos hará notar con su rechazo o indiferencia, que nuestro comportamiento no ha sido el más acertado.

Reconocer que nos hemos equivocado, no siempre es tarea fácil, aún cuando sea este acto lo primero a poner sobre la mesa. Unas veces el orgullo, otras la vergüenza y muchas, el no saber cómo hacerlo, acaban siendo caldo de cultivo para un sentimiento tan destructivo, como es el sentimiento de culpa.

Es aconsejable que el reconocimiento de actitudes poco acertadas, vaya acompañado de las disculpas, pues éstas suelen ser bien acogidas, a la vez que preguntar si hay algo que podamos hacer para reestablecer la relación. Después de esto, se respira mejor.

Para empezar, es aconsejable entender y ser capaces de ver lo pasado, como algo que no podemos cambiar, que nada podemos hacer para que sea diferente, sintamos lo que sintamos. El sentirse culpable no hará que las cosas cambien, ni siquiera que seamos mejor persona. Es el presente el que nos da la oportunidad de no cometer los mismos errores.

Lo acontecido en el pasado, se repite en nuestro presente. impidiéndonos disfrutar de las cosas, de las personas. Es importante darse cuenta de aquello que evitamos en el presente, por culpa del pasado.

Lo más complicado no es aceptar a los demás, sino ser capaces de aceptar lo que solo nosotros hemos elegido, decidido u opinado sobre esto o aquello, aún cuando quienes tenemos cerca, discrepen de nuestra elección. Es importante estar seguros de lo que hemos decidido, aun a riesgo de equivocarnos, tenemos derecho a hacerlo, y debemos permitirnos el no ser perfectos sin castigarnos por ello.

Hacer uso de la asertividad, contribuye a hacer valer nuestras opiniones, a que éstas sean respetadas, aunque no compartidas; a que seamos capaces de respetar a los demás, nos gusten o no las decisiones que adopten. Solo nosotros somos responsables de nuestras acciones, y solo nosotros, sin herir a nadie, tenemos derecho a decidir sobre éstas.

El sentimiento de culpa, es manipulable por quienes lo utilizan como una herramienta más de control. Sentirse defraudado o decepcionado lleva a algunas personas a buscar responsables para su sentimiento, y acaban encontrándolos, pues siempre hay alguien dispuesto a hacerse cargo de la culpa. Es importante y necesario, trasladar a las personas que nos rodean, que somos capaces de afrontar nuestros errores y poner los medios para subsanarlos, sin que por ello debamos pagar el precio de sentirnos culpables de por vida. Una vez que seamos capaces de controlar la culpa, la posibilidad de manipular nuestras emociones se habrá eliminado para siempre.

El sentimiento de culpa es una elección personal. La culpa es autodestructiva. Si entendemos el mecanismo que la produce, podremos controlarla. Una persona puede vivir sintiéndose culpable toda su vida, pero sentirse libre de toda culpa, es como recuperar las ilusiones.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

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