martes, 23 de junio de 2009

Responsable de mi bienestar

La pareja está para compartir, comunicarnos, tener sexo, etc., pero no para responsabilizarla de nuestro bienestar físico, emocional o social.
Cuando nos enamoramos, la percepción de lo vivido se distorsiona, y maquillamos al antojo de los sentimientos aquello que no nos gusta, que nos duele. Es pasado el tiempo, cuando el día a día nos devuelve ya sin máscaras, sin maquillajes, lo vivido.

Erróneamente atribuimos y conferimos a la persona amada, todo lo que a nuestra felicidad se refiere: ella es la causa de nuestro bienestar, la motivación para emprender nuevas acciones, por ella y a través de ella entendemos nuestra sexualidad, es ella quien nos da placer, quien nos debe proporcionar los orgasmos más estupendos, quien nos llevará al clímax, y por ende lo será también de aquellos estados anímicos que nos hagan sentir tristeza o alegría.

Aceptar la responsabilidad que cada cual tenemos sobre las cosas que hacemos o las que dejamos de hacer, implica acción, compromiso, y a veces mucho desgaste personal. En demasiadas ocasiones tanto hombres como mujeres, delegan en su pareja la ardua tarea de proporcionarles bienestar, adoptando una posición pasiva en la espera de que ésta rompa con la monotonía, que aleje el tedio, que le/la siga sorprendiendo, que le/la haga sentir especial, que le active el deseo, que le de placer. Y toda esta serie de pensamientos se van gestando en la mente del uno y del otro sintiéndose cada vez peor, haciendo responsable de su desmotivación y pocas ganas de emprender acciones a su pareja, ya que es ella la causa de su situación y la que debería hacer lo posible porque esto cambiara.
La pareja, la persona con la que podemos llegar a compartir muchas de las experiencias de nuestra vida, es una parte importante en nosotros, y cuando la elegimos, cuando un día nos enamoramos de ella, lo hicimos por muchos factores que no siempre acaban siendo los más saludables, pero sin embargo, nuestro bienestar biopsicosocial, no puede nunca depender de lo que nos de o nos deje de dar la persona amada, pues esto nos condenaría a la espera, a la vez que le estaríamos imputando a otra persona lo que es tarea nuestra.

Responsabilizar al otro de aquello que nosotros no hemos sido capaces de intentar o conseguir, nos hace creernos exentos de cualquier compromiso, pues de esta manera atribuimos nuestras frustraciones a causas ajenas a nosotros.

Es importante que la persona amada aporte equilibrio a nuestras emociones, pero más aún lo es que a lo largo de la vida, hayamos sido capaces de ir adquiriendo las herramientas necesarias para poder construir nuestro bienestar personal interior.

Cada cual tenemos un cuerpo, una mente y una red social que cuidar y cultivar. La responsabilidad de que estos tres factores tengan buena salud, es tarea nuestra, nuestra pareja tiene la suya. Quien se sabe responsable de sus acciones, es más feliz consigo mismo y con su pareja.

Fdo.: Raquel Díaz Illescas

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